Los vehículos autónomos no tripulados y las máquinas de riego inteligentes desempeñan un papel fundamental en la mejora del desarrollo y gestión de los cultivos, la optimización en el uso de recursos como el agua, los fertilizantes o los productos fitosanitarios. Esto conlleva la reducción en la emisión de gases efecto invernadero al contemplar una optimización transversal de los procesos.

Los vehículos autónomos no tripulados están diseñados para el desarrollo de automatismos en determinadas tareas agrícolas y ofrecen la posibilidad de analizar imágenes de forma automática y en tiempo real, permitiendo la monitorización de malas hierbas, el estado fenológico, nutricional e hídrico del cultivo, así como la detección y seguimiento de plagas y enfermedades.

En cuanto a la maquinaria de riego inteligente, su función principal es la aplicación exacta y precisa del agua que necesita un cultivo determinado, minimizando el impacto ambiental sin comprometer en ningún caso el alto rendimiento del mismo. Esto permite un ahorro energético y significativo del uso del agua, algo vital en un contexto de cambio climático.